La seguridad es un sentimiento, no un número en la cuenta bancaria
- Mujeres y Dinero
- 30 oct
- 3 Min. de lectura
La buena noticia es que tenemos cierto control sobre esto, podemos trabajar nuestro vínculo con el dinero y las emociones que nos genera. Lo desafiante es que depende de cada una, más allá de lo que tengamos en la cuenta del banco.
Por Lucía González
Hay quienes tienen mucho más dinero del que necesitan para su vida y aún así se sienten inseguros. Hay quienes tienen menos, tal vez poco, pero se sienten muy seguros. ¿De qué depende? Carl Richards, un renombrado asesor financiero que fue durante diez años columnista del New York Times, tiene una frase para resumirlo: “La seguridad es un sentimiento, no un número”. Es decir, si la seguridad existe, en todo caso se trata de un sentimiento.
La buena noticia es que tenemos cierto control sobre esto, podemos trabajar nuestro vínculo con el dinero y las emociones que nos genera. Lo desafiante es que depende de cada una, más allá de lo que tengamos en la cuenta del banco.
Cuando se trata de dinero, no hay una única fórmula ni se reduce todo a números. Nuestras creencias, nuestras biografías y nuestras emociones atraviesan nuestras finanzas. Por eso en Mujeres y Dinero insistimos con la importancia de observar nuestros conflictos financieros dando un paso hacia atrás. “Trabajar el vínculo” se trata de eso: hacer una pausa, tomar una distancia y analizarnos a nosotras mismas como si nos viéramos desde afuera de la situación. ¿Qué verías? ¿Sin importar cuánto ganes, o cuánto ahorres, siempre sentís que no va a alcanzar? ¿Tenés una tendencia a evitar el tema o dejar que otro se encargue? ¿Sentís que vas corriendo hacia un horizonte que solo se aleja más? ¿Qué necesitás aprender para tomar las riendas con confianza?
La última pregunta apunta a un posible camino. Seguramente hay mujeres que tienen un conflicto en torno al número, sí, porque sus ingresos no alcanzan el monto que consideran necesario para llevar la vida que quieren. No obstante, si ellas tuvieran un plan de finanzas personales que las pusiera en carrera para llegar hasta ahí, es posible que pudieran acceder a la sensación de seguridad incluso antes de haber alcanzado el final, durante todo el proceso.
Por otra parte, seguramente hay mujeres que, aún teniendo el dinero que consideran “suficiente”, son invadidas por la inseguridad porque al final del día no se sienten al mando. Sus finanzas simplemente “suceden”, y afortunadamente “suceden bien”, pero tal vez no las planifican ni proyectan, o no están enteramente involucradas en su gestión, entonces no tienen la sensación de tener el control. O tal vez eso de estar siempre preocupadas por el dinero es casi una herencia familiar, o las consecuencias de un episodio que marcó sus historias personales.
En todos los casos, la educación financiera empodera. Ya sea para aprender a hacer un presupuesto por primera vez y sorprenderte con la información clave sobre tu propio uso del dinero que se desprende del registro de gastos, así como para animarte a invertir o incluso para reconocer patrones de conducta que tienen que ver con tus creencias.
“Diluir el miedo con conocimiento” es una frase que se ha vuelto casi un lema en la comunidad. Muchas mujeres en los círculos de acompañamiento que venimos realizando necesitaban justo eso: tomar decisiones informadas.
Eliminar el miedo de la ecuación, tomar las riendas, ordenar el panorama, vislumbrar un camino, poner a los valores propios en el eje central, poder cuestionarse a una misma y reinventarse, habitar espacios donde el dinero no sea tabú y cualquier pregunta sea bienvenida. Puede que todas estas cosas no sean garantía de seguridad, pero son hitos que van a relacionarse directamente con tu calma y bienestar.
Porque no se trata de dinero, se trata de tu vida.
